“Los humanos buscamos un equilibrio y una paz espiritual para encontrarnos a nosotros mismos”: Ministriles de Nuevo Reyno de Granada

Sábado, 2 de diciembre de 2023

“LOS HUMANOS BUSCAMOS UN EQUILIBRIO Y UNA PAZ ESPIRITUAL PARA ENCONTRARNOS A NOSOTROS MISMOS”: MINISTRILES DE NUEVO REYNO DE GRANADA

Los Ministriles de la Nueva Granada, se dedican a indagar, compilar, diseminar e interpretar el extenso repertorio que abraza la evolución del sacabuche desde el siglo XVI hasta el XVIII. Su devoción se concentra primordialmente en la restauración de la rica herencia musical legada por los maestros en el Virreinato de la Nueva Granada. Esta selecta agrupación busca avivar la llama de la tradición del sacabuche, instrumento ancestral predecesor del trombón contemporáneo, tratándolo como pieza histórica, precursora y protagonista en la escena musical de la antigua Santafé. Compuesto por distinguidos artistas provenientes de renombradas agrupaciones, tales como la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y la Orquesta Filarmónica de Bogotá, entre otras, ha compartido escenario con destacados músicos de renombre internacional. Su presencia se ha extendido a escenarios fuera de las fronteras colombianas, abarcando festivales y encuentros en Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Ecuador, Venezuela, México, Chile y Perú, con excepcionales presentaciones que ilustran y difunden el acervo cultural ligado al sacabuche.

En esta entrevista con los Ministriles del Nuevo Reino de Granada, exploramos su participación en la Gira «Colombia es Música Sacra”, nos comparten fascinantes historias y particularidades de los sacabuches y de cómo estos instrumentos integraron la vida musical de los virreinatos latinoamericanos. También nos ofrecen detalles sobre la selección del repertorio, centrada en obras latinoamericanas y de la Nueva Granada, así como de compositores como Francisco Guerrero, José Cascante y Juan de Herrera; además, nos hablan acerca de la historia del libro de misas de Francisco Guerrero, que viajó desde el siglo XVI hasta llegar a la Catedral de Bogotá.

El propósito principal de esta gira es promover el turismo de paz a través de las músicas sagradas, en especial en regiones que han sido afectadas por conflictos ¿De qué forma creen que la música puede contribuir a la construcción de paz?

M.N.G.: Al ser un medio universal que trasciende barreras culturales y lingüísticas. Al unir a las personas a través de experiencias compartidas, se fomenta la comprensión y la empatía. La expresión artística en la música también puede ser un canal para abordar tensiones y promover el diálogo, proporcionando un espacio donde las diferencias se pueden superar, fortaleciendo así los lazos comunitarios en pos de la paz.

Los sacabuches, llamados también trombones renacentistas, fueron considerados joyas de los instrumentos de viento metal que hallaron su esplendor en las eras del Renacimiento y el Barroco, ¿podrían contarnos un poco de las particularidades de estos instrumentos históricos?

M.N.G.: El sacabuche es un instrumento de origen centroeuropeo, probamente tuvo su desarrollo organológico en lo que hoy es Alemania y Bélgica. Posteriormente llegó a la península ibérica donde tuvo un uso predominante en la iglesia y en la corte. Con la conquista espiritual de América, se trasladó también el modelo de enseñanza de la música, y los indígenas junto con sus tradiciones familiares, fueron parte de una estructura musical que sirvió a los templos de los virreinatos latinoamericanos ejecutando principalmente instrumentos de viento, entre ellos, el sacabuche.

Existen diversas fuentes documentales de los siglos XVI y XVII que dan cuenta de la presencia y uso del instrumento en la costa caribe colombiana y su intercambio con el altiplano cundiboyacense, por ejemplo: una mención de los esclavos músicos de San Francisco en 1636, donde es vendido un músico afrodescendiente llamado Juan Sacabuche, que posteriormente fue traslado desde Cartagena a Bogotá, o la mención al músico ministril Sebastián Sacabuche en en la capilla de Suta en 1638, también existe un inventario de la iglesia de Gachancipá en el siglo XVII, que da cuenta de 4 trompetas y que una de ellas sirve de sacabuche.

Es instrumento de viento metal que para producir sonido requiere de una excitación labial (labrosón) y posee una vara con diferentes posiciones para lograr los tonos. Los sacabuches empleados por los Ministriles del Nuevo Reyno de Granada, son instrumentos réplicas de modelos originales con recursos y técnicas históricas para lograr un sonido lo más cercano posible a un sonido del pasado.

Cuéntenos por favor, cómo fue el proceso de selección del repertorio para este concierto titulado: “Al cielo, las gracias”. ¿Qué criterios utilizaron para elegir las piezas del repertorio latinoamericano y de la Nueva Granada, así como las obras de Francisco Guerrero, José Cascante y Juan de Herrera?

M.N.G.: Salvo la misa de Guerrero, que es una pieza compuesta en el siglo XVI, el resto de obras fueron compuestas por músicos que trabajaron en la segunda mitad del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII. Este criterio asegura una unidad estilística al repertorio. Nuestro segundo criterio fue geográfico. Todas las piezas tienen que ver con la actividad musical que existió en América del sur y que fue exportada desde España e interpretada en distintos escenarios religiosos, ya sea porque fueron compuestas por músicos locales o extranjeros. Ocupan un lugar especial José Cascante, que fue maestro de capilla de la Catedral de Bogotá desde 1650 hasta 1702, y su sucesor, Juan de Herrera. Pero también hay piezas extraídas de archivos catedralicios peruanos.

¿Qué saben acerca de la historia del libro de las misas de Francisco Guerrero que llegaron en el siglo XVI a Santa Marta y fueron trasladadas a Santafé?

M.N.G.: Francisco Guerrero fue de los mayores exponentes de la polifonía vocal religiosa española y su reputación tan de alta estima como la de Tomas Luis de Victoria o Cristóbal Morales. Su Librum Secundum Missarium fue impreso en Roma en 1528 y varias copias de sus libros llegaron a diferentes lugares de América. Diferentes musicólogos mencionan la llegada del libro a Santa Marta en el siglo XVII donde estuvo ubicada la primera catedral de América. Se supone entonces que sus misas se interpretaron allí con los músicos y ministriles de la región. Posteriormente, el libro es traslado a Cartagena y años más tarde a la Catedral de Bogotá donde reposa hasta la actualidad.

Por último, ¿podrían compartirnos sus reflexiones sobre la importancia de la música sacra en la actualidad?

M.N.G.: En medio de tanta convulsión social y diversas ofertas sonoras de nuestra contemporaneidad, los humanos siempre buscamos al final un equilibrio y una paz espiritual para encontrarnos a nosotros mismos. La música sacra es como un monumento de piedra, que no pasa ni se vence con el transcurrir de los años, ni aun con el devenir de los siglos. La alta exigencia artística y espiritual que requieren los músicos para interpretar obras sacras se transmite en la energía, en la paz y en el necesario silencio para sonorizar este delicado tipo de música. Todas y todos necesitamos en algún momento de esto en nuestras vidas, de reflexión, de empatía, de sensibilidad y ¿cómo no? parar por un momento… A nuestro modo de ver, estos sonidos ancestrales nos conducen a ello, esa es la importancia y el aporte de la música sacra en la actualidad a nuestra sociedad.

Por: Jorge Piotrowski

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