Ghada Shbeir y su estilo de canto

Martes, 6 de septiembre de 2022

XI FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA SACRA DE BOGOTÁ
2022
“LA UNIÓN”

MÚSICA SACRA ORIENTAL SIRO-MARONITA

GHADA SHBEIR, voz (Líbano)
KARIM GERGES, kanún (Líbano)

Viernes, 9 de septiembre de 2022
Auditorio Teresa Cuervo, Museo Nacional de Colombia
Bogotá

PROGRAMA

Mchiho Etiled
Amanou Moryo
Al Beit Lhem
Honor Yawmo
Hallel Hallel
Serie de cantos maronitas y siríacos católicos para la Navidad y la Virgen María

Aboun dbachmayo
Canto siríaco

Byawmay Malko
Canto católico siríaco

Chomlekh Maryam
Canto siríaco maronita

Honaw Faghre
Canto ortodoxo siríaco

L’el ‘ire
Canto siríaco ortodoxo

Lima tata’ajabina ya Maryam
Canto bizantino

Bgudeh Zogupe
Canto siríaco

B Oub Dmor Yaacoub
Canto ortodoxo siríaco

Hallel Hallel
Canto a la pasión de Cristo

Ba’roubtho Qu’owo
Serie de cantos siríacos para la Pascua
Serie de Cantos Siríacos Maronitas con coro
Cantos a la Virgen María

Ghada Shbeir y su estilo de canto

Notas al programa:

La cantante Ghada Shbeir y su estilo de canto pertenece a la tradición de la iglesia siria y, a nosotros, quienes estamos conectados directamente con la tradición occidental de la iglesia católica de Roma, nos remite directamente a los orígenes de la iglesia, sus ritos y por supuesto, su música.

El origen de la canción cristiana es difícil de ubicar con precisión. En las primeras fuentes, que son de finales de siglo II d.C. y comienzos del IV d.C., no abundan las certezas. Sin embargo, no es imposible el intentar entender o encontrar evidencias en ellas. Resulta de gran ayuda que, a partir del final del siglo IV, la información aumenta significativamente, de modo que es posible afirmar que la música circuló con cierta facilidad y fluidez entre las diferentes comunidades del cristianismo temprano. Esto condujo a su estandarización para facilitar su uso ritual y, para los musicólogos e historiadores de las liturgias, sus características pueden ser producto de la adopción de elementos del rito judío.

En la Iglesia Siria, existen diversas denominaciones y comunidades, todas con algo en común: idioma siríaco (un conjunto de dialectos del arameo que se preserva como en occidente preservamos el latín) y la biblia siríaca, así como sus himnos y literatura de carácter teológico, pilares del patriarcado que se desarrolló desde la ciudad de Antioquía.

La historia de Antioquía (Antakya, hoy Turquía, frontera con Siria) comienza para el cristianismo con una referencia en el libro de los Hechos de los Apóstoles (11:26) en el que se les denomina ‘cristianos’ por primera vez a los seguidores de Jesús. Allí, antes de la conquista musulmana, se consolidó uno de los patriarcados principales, como el de Roma, Constantinopla y Alejandría, más adelante convertidos en las iglesias de Siria, Católica, Ortodoxa (o Bizantina) y Copta (o Etíope). Cada una desarrolló sus propios ritos con su propia música, en el cual el canto jugaba el papel protagónico.

Como es natural de toda música que proviene de Oriente Medio, la música de la Iglesia Siria se basa en un sistema de escalas (o modal, diferente al sistema de acordes y tonalidades que hoy domina en occidente). Se discute si su procedencia es justo anterior a un tipo de sistema bizantino, o de un sistema persa más antiguo. Sin embargo, los cristianos sirios de denominación siria, caldea o maronita de hoy se refieren a sus escalas con nombres relacionados con la tradición árabe Maqamat. De hecho, se sabe que los maronitas tuvieron un sistema modal relacionado con la iglesia ortodoxa, pero actualmente se encuentra en desuso.

Gracias a algunos documentos manuscritos sobrevivientes como el Maúniatá, sabemos que, a pesar de su sonoridad permeada por la tradición árabe, se disponía de ellas en el calendario de forma similar a la tradición gregoriana de la iglesia de Occidente. Su autor es Severo de Antioquía (465-539), teólogo, compositor y recopilador de himnos. Estudió leyes y filosofía en Alejandría y fue bautizado en el año 488 tras lo cual se convirtió en monje. Al darse cuenta de que la gente de Antioquía tenía igual gusto por la música de la iglesia como por la secular, empezó a componer himnos, y a dar más empleo a los cantantes de las iglesias para atraer más personas a los servicios.

De estos orígenes, sobrevive en el rito sirio de hoy, al igual que en el bizantino, la organización de los cantos por ciclos de días según sus escalas particulares: todos los cantos de la semana están en una misma escala. En el rito bizantino, los textos también varían y, por lo tanto, cualquier texto en particular se canta, con una sola melodía, una vez cada ocho semanas. Contrariamente, en el rito sirio los textos se mantienen de semana a semana, pero se cantan en diferentes melodías, según la escala de la semana.

Además de esta organización similar a la bizantina, en la práctica moderna es notoria la influencia árabe y turca: los músicos de la iglesia siria lo admiten abiertamente, y de hecho, se identifican a sí mismos como cristianos árabes. Así que, para poder acercarse de algún modo a los orígenes del sistema sirio, es necesario distinguir elementos presentes originalmente de aquellos que son árabes o incluso turcos.

Precisamente, el musicólogo Luois Hage (n.1938) quien investigó e interpretó exhaustivamente este repertorio, llegó a concluir que las escalas son especialmente arcaicas e inseparables de los sistemas musicales árabes, también del sistema bizantino de ocho escalas, e incluso de las características melódicas del canto gregoriano, con movimientos en rangos cortos, sin saltos bruscos.

Señala también que, en resumen, cada melodía tiene tres posibles finales sobre las notas Do, Re o Mi (lo que puede ocurrir en escalas propias de oriente o de occidente), salvo por que se condiciona por las notas anteriores, ya que si contienen alteraciones, se crean espacios para la aparición de fórmulas y adornos típicos del estilo árabe Maqamat.

De hecho, no puede pasarse por alto que, esta precisa mezcla de elementos antiguos en permanente diálogo ha sido replicada en espacios de la industria musical actual. El movimiento de la llamada ‘world music’ que comenzó a finales de la década de 1960, propone constantemente este tipo de ejercicios, donde ciertos elementos identificados con determinada tradición o procedencia -que hasta pueden llamarse ‘antiguos’- dialogan con otros de otras zonas disímiles, o que se enmarcan en la modernidad o en la vanguardia. Así lo ha hecho durante varias décadas el español Jordi Savall (n.1941), quien grabó con Ghada Shbeir la producción “Carrefour de la mediteranée” (2004), con acompañamiento instrumental de la música antigua europea y árabe actuales. También la cantante Sor Marie Keyrouz (Líbano, n.1963), quien ha dado a conocer la tradición siria a través de la industria discográfica desde la última década del siglo pasado, ha expresado estas mismas ideas en las notas que acompañan sus discos, escritas de su pluma.

Es entonces cómo, en esta música, podemos identificar -si se quiere- una suerte de rompecabezas con diferentes piezas. Algunas representan el diálogo musical y cultural, dinámico y fluido, propicio para el florecimiento de formas autenticidad, desde un lugar geográfico que contrasta ricas y diversas tradiciones. Algunas otras piezas del rompecabezas son de carácter histórico, y constituyen vestigios muy antiguos que, sorprendentemente, pueden identificarse de alguna manera hasta el día de hoy.

Carlos M. Benítez
Egresado
Maestría en Musicología
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

www.festivalmusisacra.com
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